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INSTITUTO DE LOS ANDES

LAS BOTELLAS

PROGRAMA DE ENOLOGIA - INSTITUTO DE LOS ANDES

CAPITULO 43 - LAS BOTELLAS

Profesor: Ing. Jaime Ariansen Céspedes

La Información que nos proporciona una botella de vino.

Una botella de vino nos proporciona una gran cantidad de información y la etiqueta la complementa por escrito. El tamaño, la forma y el color de la botella son singulares. En algunas catas se cubre completamente la botella o se pasa el vino a un decantador para evitar descubrir de antemano las características del vino.

La historia de las botellas.

Al principio casi todas las botellas eran similares, toscas, panzudas y de forma achatada, con el desarrollo de la tecnología y la industria, después de seguir un camino muy interesante, llegamos a la botella estandarizada que conocemos hoy. La gran mayoría tiene una capacidad de 750 centímetros cúbicos. La tradición dice que llegamos hasta esta medida por la capacidad pulmonar de la persona que las “soplaba”, otra fuente indica que se trata de un quinto de un galón ingles. También se cuenta que se trata de la medida que un hombre puede consumir sin marearse, aunque nos parece algo exagerada esta opción.

Las formas

Los primeros esfuerzos por diferenciar los tipos de botella, se inician en el Mediterráneo, que es la moderna zona clásica de la historia del vino. Las mas conocidas hasta nuestros días son las botellas de Burdeos y las de Borgoña. La bordelesa, recta y austera, de hombros rectos, y la borgoñona, un poco más redondeada y sensual. En Alsacia y Alemania se adoptó otro tipo de envase singular una botella sin hombros, más alargada, de forma tirando a cónica. En Provenza se eligió una extraña forma con muchas curvas. En algunos lugares se utilizan botellas especiales, como la de Châteauneuf-du-Pape, con el símbolo papal en relieve. Hay que tener en cuenta la facilidad de almacenaje, en algunos casos se presentan problemas como las botellas alsacianas o las del Rin, entiéndase las del vino rieslings clásico.

Cada vino una botella distintiva.

Actualmente la mayoría de los grandes vinos varietales tratan de tener una botella distintiva.

Los productores de cabernet sauvignon y merlot prefieren botella bordelesa

El pinot noir y chardonnay utilizan botellas borgoñonas.

El vino syrah utiliza la botella borgoñona al estilo del Ródano

Los vinos riesling, gewürztraminer, pinot gris utilizan botellas tipo Rin

Países como España utilizan mayormente la botella bordelesa, en especial los vinos tintos, con pocas y notables excepciones.

Algunas bodegas tratan de tener un estilo propio como la conocida botella borgoñona de Faustino con su esmerilado y sus caras de Rembrandt.

Los italianos, maestros en el  diseño, aportan lo suyo, botellas más altas, más estilizadas, de hombros anchos, troncocónicas. 

También existe el concepto que cuanto más lujosa y pesada es la botella, es mayor la calidad del vino que contiene. 

Los Innovadores.

En los años 80 el famoso productor Robert Mondavi, buscaba una manera de destacar frente al resto de las bodegas en el mercado internacional. Para ello, sus creativos lanzaron la botella llamada  “flange” que tiene un gollete o anillo en la parte superior o “pico” haciéndola más ancha, y que por lo tanto no se adapta bien a la cápsula: dichas botellas suelen generalmente ir sin ella, con el corcho al descubierto, o bien con una gota de lacre o plástico, a modo de sello. En la practica han pasado a ser equivalentes de vino sencillo, se utilizan especialmente en California y Australia.

Una aportación española es la botella jerezana. Es similar a una botella bordelesa, tal vez un tanto convexa en vez de recta, y el cuello presenta un abombamiento, y un gollete particular, como en dos fases. Ha sido adoptada también por los productores de Oporto, y algunos otros vinos tranquilos (tintos y blancos), aunque es una sensación extraña el servir uno de estos vinos de dicha botella: se esperan los transparentes colores de una manzanilla o un fino, o los intensos ambarinos de un oloroso o palo cortado.

Algunas bodegas están recurriendo a la botella personalizada, como elemento distintivo, o simple y llanamente como un elemento más para la lucha contra el fraude. Es más fácil falsificar una botella normal que una “personalizada”: normalmente con un escudo o motivo alusivo a la bodega en relieve sobre la etiqueta frontal. Para falsificar una de éstas hay que procurarse al menos una botella vacía de la propia casa, no vale ya una cualquiera. El uso de estas botellas requiere de una etiquetadora especial, que centre la botella, pues la etiqueta no puede ir ya en cualquier parte. Para ello se utilizan unas muescas, que se suelen encontrar en la parte inferior trasera, normalmente un par de hendiduras rectangulares. Dado el costo más elevado de estas botellas, pensamos que algunas bodegas harían mejor en invertir un poco más de dinero en utilizar mejores corchos que en botellas personalizadas...

Las raras.

En varias ocasiones se ha hablado de la botella más fea del mundo, y las revistas especializadas han señalado la utilizada por el Château de la Gardine en Châteauneuf-du-Pape en el Ródano. De forma abombada e irregular, no cabe en ningún botellero ni en ningún sitio.

El color

En cuanto al color, es principalmente oscuro, variando generalmente entre una gama de verdes oscuros a marrones tirando a negros. El objetivo de esto no es ni más ni menos que proteger al vino de los rayos solares que puedan perjudicarlo. Por supuesto que hay algunas excepciones, incluyendo botellas claras, para algunos blancos, normalmente de consumo rápido, o la famosa del Roederer Cristal, uno de los champañas más exclusivos. Sin embargo, al ser el Champagne más delicado, se venden las botellas envueltas en un papel especial que hace las labores de protección contra la dañina luz. Y otros colores más estrambóticos, como azules chillones y amarillas.

El tamaño

Aparte del tamaño estandarizado de 750 ml hay otras muchas posibilidades, no todas las botellas son iguales. Las hay de muchos tamaños con nombres propios y son:


1.5  litros =  02 botellas   =  Mágnum

3.0  litros =  04 botellas   =  Doble mágnum o Jéroboam en Borgoña

4.5  litros =  06 botellas   =  Jéroboam en Burdeos o Rehoboam en Borgoña

6.0  litros =  08 botellas   =  Imperial en Burdeos, o Matusalén en Borgoña

9.0  litros =  12 botellas   =  Salmanazar

12   litros =  16 botellas   =  Baltasar

15   litros = 20 botellas    =  Nabucodonosor

20  litros  =  28 botellas   =  Salomón

27 litros   =   37 botellas  = Primat

Según cuentan, estos nombres se eligieron por lo pomposos que son, por los productores de Champagne a finales del siglo XIX, deseosos de dar un toque sofisticado a sus vinos. La verdad es que los nombres tampoco fueron nominados con mucho gusto o creatividad.

Hablando de Champagne, las botellas de los espumosos tienen unos requerimientos especiales, debido a la presión que tienen que soportar: hasta seis atmósferas, con lo que el grosor del cristal tiene que ser mayor. Los corchos también tienen que ser más resistentes, y además están sujetos por algún tipo de alambre.

En los tamaños más pequeños, muy usuales en vinos dulces, la botella de medio litro está sustituyendo en buena parte a la de 37.5 cl. Es un buen tamaño para una persona. Estas botellas son utilizados en las líneas aéreas.

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