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INSTITUTO DE LOS ANDES

SISTEMA MOR: LAS EMOCIONES

Comprender las emociones a través de las neuronas

En cada instante experimentamos algún tipo de emoción o sentimiento. Nuestro estado emocional varía a lo largo del día en función de lo que nos ocurre y de los estímulos que percibimos. Otra cosa es que tengamos siempre conciencia de ello, es decir, que sepamos y podamos expresar con claridad que emoción experimentamos en un momento dado. Las emociones son experiencias muy complejas y para expresarlas utilizamos una gran variedad de términos, además de gestos y actitudes. Sin embargo, a pesar de vivir con ellas de un modo íntimo, no sabemos tanto como pueda parecer sobre sus orígenes o funciones y sobre los problemas que pueden ocasionarse cuando aparecen patologías relacionadas.

Vista tridimensional abierta del cerebro, con la amígdala en la parte inferior

 

Un estudio publicado por Nature Neuroscience en el que participan investigadores del Consejo Superior de Investigaciones Científicas indaga en la formación de la amígdala, núcleo esencial en el desarrollo de diferentes emociones humanas. La clave: unas neuronas.

Neuronas que se mueven. Así de simple pero, a la vez, compleja, puede resultar la explicación de la formación de la amígdala, un conjunto “de núcleos neuronales” responsable de algunas emociones negativas, como la ansiedad o el miedo. Investigadores del Instituto Cajal de Madrid se hallan inmersos en un proyecto en el que tratan de entender cómo llega a formarse este conjunto, algo que puede resultar fundamental no solo para comprender mejor el funcionamiento de nuestro cerebro sino para poder tratar algunos desórdenes originados por estas emociones, tales como la esquizofrenia.

Según se desprende del estudio, un grupo de neuronas originadas en el hipotálamo (el regulador de nuestras funciones biológicas básicas) es capaz de desplazarse hasta el cerebro anterior, donde se unen a las neuronas de esa zona para formar la amígdala. Estas neuronas “viajeras” expresan un gen llamado “Orthopedia” (Otp), cuyas alteraciones pueden producir además desarrollos anormales de la amígdala. Si el gen se inactiva, las neuronas “viajeras” no pueden moverse, lo que hace que los núcleos de la amígdala se desarrollen menos y puedan darse ciertas patologías relacionadas.

Según explica el director del estudio, Juan de Carlos, “estos nuevos resultados abren inesperadas expectativas para la comprensión del desarrollo temprano del cerebro, dado que al demostrar que la amígdala se genera con la participación de neuronas inmigrantes procedentes de otra región cerebral, va a haber que replantearse el origen de muchas agrupaciones neuronales que se presuponían sólidamente establecidas”.

Además de los investigadores del Instituto Cajal Fernando García-Moreno, Laura López-Mascaraque y María Pedraza, también han colaborado científicos de la Universidad de Nápoles dirigidos por Antonio Simeone.

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