Qué esconden los hoteles lujosos de París

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El Royal Monceau es un monumento a la elegancia de la clase alta.

Es uno de los hoteles super lujosos que serán inaugurados en París durante los próximos meses, cada uno diseñado especialmente para los multimillonarios.

Cada detalle suntuoso del hotel, desde los vidrios detrás del bar hasta las lámparas que cuelgan de ellos, ha sido seleccionado, pensado y cuidadosamente ubicado sin escatimar en gastos.

"Estamos tratando de recrear algo del estilo artístico del París de los años '30 y los '40", le dice John Johnston, presidente de Raffles Hotels and Resorts, a la BBC.

"Se notará que hay un elemento divertido y caprichoso en la decoración interior. Hemos intentado divertirnos con la decoración y, al mismo tiempo, mantener la característica lujosa que debe tener".

Este hombre con sentido del "humor" es el aclamado diseñador francés Phillipe Starck.

Es el responsable de transformar completamente el Royal Monceau y convertirlo en un hotel de US$130 millones.

Cine privado en 3D

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En la planta baja hay un cine privado en 3D con asientos para 100 huéspedes.

El hotel tiene sus propias exposiciones de arte. Este mes, por ejemplo, hay una colección altamente valorada de Jean-Michel Basquiat.

En la parte superior los baños relucen rodeados de espejos. Cada dormitorio tiene su propio mobiliario hecho a la medida y una guitarra, con clases gratis para aquellos que lo deseen.

Por todos estos detalles la mejor habitación puede costar unos US$26.000 la noche.

Pero afuera del Royal Monceau y su mundo de lujo hay un tipo de pobreza que podría avergonzar al cliente más privilegiado.

En esta época del año, los mendigos de París tienen que resistir temperaturas que congelan hasta los huesos.

El día en que el Royal Monceau abrió sus puertas a los medios de comunicación, la alcaldía abrió las puertas de algunos de los gimnasios de la ciudad para los que no tienen un techo.

Crisis económica

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Cerca del 13% de los parisinos viven bajo la línea de la pobreza y la desigualdad social ha estado creciendo.

La semana pasada el dueño de un restaurante de caviar en París me dijo que algunos de sus clientes están tan conscientes de la inequidad, que ingresan por la menos llamativa entrada de los empleados.

La vicealcalde, Olga Trostiansky, a cargo de la iniciativa Familia, Solidaridad y Lucha contra la Exclusión en París, es otra persona que reconoce las sensibilidades políticas.

Durante las fiestas de fin de año ha estado visitando los refugios.

"Es una capital con gran desarrollo económico", señala, en conversación con la BBC.

"Tenemos muchos visitantes extranjeros a los que debemos proveer comida. Pero también hay que recordar que estamos en el medio de una dolorosa crisis económica".

"Los parisinos han sido golpeados duramente. Algunos turistas llegan al París de la elegancia y el esplendor. Pero tenemos otros visitantes extranjeros que llegan a París y pasan la mayoría de las noches en las calles".

El predominio de las tiendas y restaurantes dirigidos a la clase alta hace subir el precio de los arriendos en la ciudad a niveles que están por sobre las personas que viven en casas del sector medio.

Un nicho de mercado

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Para Gilberte, quien ha vivido en un refugio por dos años, el precio de una noche en el Royal Monceau está fuera de su comprensión.

"¡US$26.000! Cuando escuchas eso realmente te hace pensar, ¿no? Algunas personas luchan para vivir con US$130 al mes", le dice a la BBC.

Pero las autoridades dicen que París no tiene los suficientes hoteles super lujosos.

Laurent Queige, encargado de Turismo de París, cree que ese tipo de hoteles son esenciales si la ciudad aspira a competir con otros destinos europeos.

"Con estos nuevos hoteles podemos atraer un nuevo tipo de visitantes que quizás no estaba interesado en los antiguos hoteles cinco estrellas".

"Éstas son marcas internacionales, como Raffles, que la gente va a reconocer en sus propios países".

"No, no es algo vulgar, siempre que generen los empleos que necesitamos y siempre que las personas que vengan inviertan en la economía real".

Así, mientras el resto del país aprende a adaptarse a una nueva era de austeridad, sigue existiendo el consumo extravagante de los que al parecer no han sido afectados por la recesión.

La única esperanza para los que ven estos lujosos hoteles con cierta envidia, es que parte de la riqueza gastada de algún modo se filtre hacia abajo, es decir, "chorree" hacia los menos afortunados.