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INSTITUTO DE LOS ANDES

SISTEMA MOR: QUE ES LA INTELIGENCIA

¿Es la inteligencia una o existen varias inteligencias, y cuál es su base biológica? Por Valentín Marchant.

Escrito por Valentín Marchant

El presente artículo está basado en otro publicado recién por el medio español "elpais.com" cuyo enlace se puede pinchar al final de éste. Lo hemos tomado como referencia con la doble intención de destacarlo por su trascendencia en las relaciones docentes padres-hijos, maestros-alumnos, individuo-sociedad y entregar un aporte mejorado respecto del mismo ya que, en mi opinión, tiende a confundir y desconoce otros avances científicos ya logrados sobre este tema.

Contenido del artículo:
¿Es la inteligencia una o existen varias inteligencias, y cuál es su base biológica? Las técnicas de neuroimagen, que permiten a los científicos explorar inocuamente el cerebro de personas vivas, están encontrando respuestas a preguntas como ésta, que tienen una clara repercusión social .
Definición de inteligencia.
Gottfredson definió en 1997 la inteligencia humana como "una capacidad mental muy general que, entre otras cosas, incluye la aptitud para razonar, planear, resolver problemas, pensar de forma abstracta, comprender ideas complejas, aprender rápidamente y aprender de la experiencia. No es únicamente aprender de los libros, una habilidad académica limitada, o hacer bien los tests. Por el contrario, refleja una capacidad más amplia y profunda de abarcar lo que nos rodea".
Ya se había encontrado una relación entre el grosor de la corteza cerebral y la medida de la inteligencia general y ahora un nuevo estudio, en niños y adolescentes, se ha centrado en ver si este parámetro se relaciona también con el rendimiento cerebral en aspectos específicos. La respuesta es que no parece que exista una colección de capacidades separadas, sino que una poderosa capacidad general (llamada g) condiciona el rendimiento en las variadas situaciones que requieren el uso de la inteligencia.
Sin embargo, "gurús mediáticos como Howard Gardner, Robert Sternberg o Daniel Goleman han logrado convencer a bastantes ciudadanos de lo contrario", dice Roberto Colom, catedrático de Psicología en la Universidad Autónoma de Madrid, que ha participado, junto con otros investigadores de Canadá, Reino Unido y Estados Unidos, en un estudio que se publicará en la revista NeuroImage.
Autores como Gardner, recuerda Colom, han mantenido que no existe nada parecido a una capacidad intelectual general sino que, por el contrario, algunas personas destacan en el manejo del lenguaje, mientras que otras destacan con los números o en actividades que requieren procesamiento viso-espacial. Alguien podría ser perfectamente torpe con el lenguaje y excepcional con los números, según ellos.
El estudio analizó cómo las diferencias de grosor cortical de más de 200 participantes (niños entre 6 y 18 años) se relacionaban con su rendimiento intelectual en una variada serie de pruebas de naturaleza verbal, viso-espacial y numérica. Se obtuvo una puntuación para cada una de esas clases de tareas, pero también un índice de capacidad general (g) para cada participante. La conclusión, sorprendente, fue que cuando se consideran las puntuaciones verbales, viso-espaciales o numéricas anulando la influencia de g las relaciones con el grosor cortical desaparecen.
"Lo que queda cuando se descuenta la capacidad general (g) es ruido sin valor para el cerebro" concluye Colom. "Si alguien es muy bueno con el lenguaje es mucho más probable que improbable que también lo sea con los números y en el procesamiento viso-espacial", añade. "El hecho de que se usen pruebas verbales, numéricas o viso-espaciales no es realmente importante para comprender las relaciones de nuestra inteligencia con la biología, sino el hecho de que capturen esa capacidad general o g con mayor o menor intensidad".
Estos resultados no deben verse como contradictorios respecto a las pruebas existentes de la especialización funcional de las regiones de la corteza cerebral, advierten los autores del estudio, cuyo primer autor es Sherif Karama, de la Universidad McGill (Canadá). Solo se refieren al grosor de la corteza, que se cree refleja la densidad y la distribución de las neuronas y otras células y fibras del sistema nervioso.
COMENTARIO SOBRE EL ARTICULO ANTERIOR:
El artículo pasa por alto algo que evita muchos libros y palabrería inconducente. Se ha hecho incontables esfuerzos por establecer una definición normalizada de "inteligencia". Y de esa definición pende todo lo demás. Para mi gusto personal, la mejor de todas las conocidas hasta hoy es la que expongo en palabras mías a continuación:
Inteligencia es la capacidad de deducir el mejor concepto asociado a una cantidad mínima indispensable de datos.
Como "mejor concepto" debería entenderse uno más novedoso, más insólito, más apropiado o más completo.
Aunque no agrade a muchos, la definición es un concepto matemático porque establece un modelo capaz de reproducir lo que pretende representar y es aplicable de modo universal.
Lo que acabo de afirmar tiene muchas variables mediáticas (formas de expresarlo). Se dice, por ejemplo, que "la inteligencia no consiste en cuánto sabes sino en lo que eres capaz de hacer con lo que sabes".
No cuenta la cantidad de conocimientos sino que, en algunos casos, la calidad o confiabilidad de los mismos y, en otros, la oportunidad o especificidad.
Estar preparados con la herramienta precisa para el caso es lo que cuenta.
Ocurre normalmente que los seres humanos requerimos una indeterminada cantidad de reiteraciones o de redundancias para aceptar o reconocer un hecho. Entonces, se debería calificar como más inteligentes a quienes logran conclusiones a partir de una menor cantidad de redundancias. Pero un hecho repetido tiende a establecerse como certeza o seudo conocimiento, es decir, una creencia.
Lo inmediatamente anterior nos lleva al borde de la fe, las creencias e, incluso, la política. Creer no es saber pero tienden a confundirse. Se puede confiar en lo que se cree y eso es fe pero no conocimiento ni inteligencia. Aún cuando esto conduzca a un resultado positivo. Este concepto es de tal trascendencia en la humanidad como que llevó al marxismo a expresar que "la religión es el opio del pueblo" porque la fe impediría razonar o te hace razonar en base a una estructura cultural de creencias establecidas que no deberían discutirse (dogmas).
Armonizando criterios, lo que uno puede concluir es que, si pretendemos "entrenar" la inteligencia como si fuera un músculo, lo recomendable sería incrementar sin límites las vivencias, someter al sujeto a la mayor cantidad posible de escenarios sin pretender que los memorice. Su base genética hará el resto.
La memorización da lugar a una cultura pero no implica inteligencia por si sola ni siquiera en virtud de la cantidad de elementos memorizados que pueden ser infinitos (bancos de memoria virtual en computadoras). Ergo, quienes se lucen en concursos de TV no son más inteligentes.
Pero la memoria aporta los antecedentes para establecer los atajos hacia puntos inaccesibles o inconexos a primera vista. Y, en estos casos, la memoria aparenta ser inteligencia.
Referencia:
www.elpais.com; http://bit.ly/ebFb22

 

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