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INSTITUTO DE LOS ANDES

OPINIÓN DE JUAN MASIÁ - ESPAÑA

A sus 67 años, Juan Masiá no se muerde la lengua. El jesuita y experto en Bioética, que ayer participó en las Aulas de la Experiencia para charlar sobre las 'Controversias de la bioética', critica a una «desfasada» Iglesia que rechaza todo por «miedo a la ciencia, la mujer, los cambios y el laicismo».

-¿La ética actual está en consonancia con los avances científicos?

-No se puede responder a los retos y preguntas nuevas con la mentalidad y enfoques viejos, hay que ponerla al día.

-¿Cómo?

-Entre todos. Hay dos éticas: la desfasada que se limita a decir que no a todo, que genera la reacción contraria del todo vale. Es el problema de este país, ese dualismo que sólo vale blanco o negro, y que esa crispación nos encanta. No hemos cambiado desde el siglo XIX, hay envidia, agresividad, odio teológico, crispación... Hace falta una transición cultural: pasar a la convivencia.

-¿Y la otra ética?

-Sería la de acompañamiento, que orienta en el proceso de tomar una decisión. Hay cuestiones fronterizas, como las células madres, donde lo importante es hacer preguntas y conforme a eso, avanzar y acompañar a la ciencia, no que una instancia religiosa o académica te diga lo que debes hacer.

-Pero la ciencia debe tener límites.

-Para investigar no tiene ninguno. No tengo tanto miedo a la ciencia, se exagera demasiado. Tampoco hay que decir que es la panacea enseguida. Es a la hora de aplicar esas investigaciones cuando surgen las cuestiones éticas, que las debemos hacer los humanos. Que la sociedad controle esos procesos, y no sean al arbitrio de los científicos. Se ponen límites por las posibles consecuencias, pero para eso hay que conocer todos los detalles.

-¿Con qué criterios?

-Aquellos en los que convergemos todos: cómo hacer para que la dignidad de las personas se respete siempre. De ahí luego se pueden ir aumentando los criterios.

-El problema es que temas como clonación terapéutica, eutanasia o células madre son casi tabúes.

-Ahí está. No sólo en la Iglesia, pero sobre todo en ella, hay mucho miedo a la mujer, a la ciencia, a lo laico, al cambio. Cuando se está inseguro, la reacción es el miedo o la agresividad. También por poder, según lo que digan, suben o bajan en la jerarquía.

Los puntos sobre las íes

-¿Debe modernizarse la Iglesia?

-Ha perdido, gracias a Dios, el peso social que tenía en España y no se resigna, pero es maravilloso.

-¿Y eso?

-España está en una situación anómala, hay una ideología política y otra religiosa beligerante a favor de una ultraderecha política, lo que genera crispación y confrontación. Pero en ética, debemos plantarnos con valentía y hablar de datos científicos a nivel de la ciudadanía, preguntar las alternativas.

-¿Tiene la sociedad calidad moral suficiente para llevarlo a cabo?

-Hay muchísima gente que puede pensar así, no es tonta y se da cuenta de que son cosas de sentido común. En el caso de la Iglesia, los cristianos son adultos, pero los tratamos como niños, dicen que la gente lo necesita porque son niños, pero no lo son. Se trata no de que una instancia lo imponga, sino de que en pluralidad, busquemos en qué valores converger de cara al futuro. Y que la Iglesia sea una voz más.

-¿Por ejemplo?

-Si se hablara de despenalizar la eutanasia, como creyente, diría que mi Dios me pide, no me impone, que no haga esta opción. Pero si hay razones en pro y contra, diría que se pensara más despacio al hacerlo, para que se hiciera con la condiciones que impidan que se vulnere a las personas. Si esto lo dice la Iglesia, gana credibilidad pero si lo único que dice es que no, sólo provoca la reacción contraria.

-Política y religión: ¿condenados a no entenderse?

-Sin miedo a que aumente la confrontación, a lo mejor a la Iglesia le tienen que dar un poco más de palo. Los acuerdos Iglesia y Estado deben cambiarse, ponerle los puntos sobre las íes, para el bien de ella misma. Cuando no cuentas para nada, si das tu opinión, te respetan más. elcorreodigital.es

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