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INSTITUTO DE LOS ANDES

EL HURACÁN IKE

Por Chris Baltimore y Anna Driver - HOUSTON (Reuters) - El huracán Ike llegó el sábado a la densamente poblada costa de Texas, acompañado de una gran marejada y feroces vientos que podrían provocar inundaciones catastróficas en el litoral del Golfo de México y dañar a Houston, la cuarta ciudad más grande de Estados Unidos.

Ike, que ha detenido a más de un quinto de la producción de crudo de Estados Unidos, tocó tierra en la isla de Galveston como un huracán categoría 2 a las 2.10 hora local (0710 GMT) con vientos de 110 millas (175 kilómetros) por hora.

La tormenta está a sólo 3 kilómetros por hora de alcanzar la categoría 3 en la escala de cinco niveles de Saffir-Simpson, con vientos de más de 111 millas (178 kilómetros) por hora, informó el Centro Nacional de Huracanes (CNH).

Ike sorprendió a los texanos con su furia y tamaño, semejante al de Texas. Podría ser el peor ciclón que azota al estado en 50 años y el más grande que llega a una ciudad de Estados Unidos desde que el Huracán Katrina devastó Nueva Orleans en el 2005.

La tormenta azotaba a la isla de Galveston con olas de hasta 6 metros que golpeaban a una muralla de cinco metros que fue construida para proteger al puerto después de un huracán que dejó al menos 8.000 muertos en el año 1.900.

La mayoría de sus 60.000 residentes fueron evacuados y no había reportes de muertos en el área.

A unos 80 kilómetros tierra adentro, la tormenta azotaba el centro de Houston y a sus rascacielos, lanzando escombros por el aire.

La tormenta obligó al cierre de 17 refinerías de petróleo en el Golfo de México, el corazón del sector petrolero de Estados Unidos, donde se procesa un 22 por ciento de los suministros de combustible del país.

El Servicio Meteorológico Nacional alertó que las personas en las zonas costeras podrían "enfrentar riesgo de muerte" y funcionarios estiman que Ike podría inundar hasta 100.000 hogares y provocar daños en 160 kilómetros de la línea costera de Estados Unidos.

Más de un millón de texanos obedeció a las órdenes de evacuación y se dirigió a zonas del interior del país, pero funcionarios dijeron estar preocupados por muchas personas que decidieron permanecer en sus casas.

"No es momento de hacerse el valiente con la tormenta," dijo el viernes el secretario de Seguridad Interior de Estados Unidos, Michael Chertoff.

AZOTA A GALVESTON - A medida que la marejada azotaba la isla de Galveston, la mayoría de los edificios del centro se iban rodeando de agua.

Algunos residentes que ignoraron la orden obligatoria de evacuación pidieron ser rescatados. No recibieron respuesta porque los socorristas fueron retirados de las calles, dijeron funcionarios al diario Houston Chronicle.

No se espera el envío de ayuda hasta después de que las peligrosas condiciones de la tormenta hayan pasado.

"No sabemos qué vamos a encontrar mañana," dijo la alcaldesa de Galveston, Lyda Ann Thomas, al Houston Chronicle. "Esperamos que las personas que se hayan quedado estén vivas y sanas," agregó.

Algunos que pensaron quedarse lograron salir a última hora de Galveston.

"Cuando desperté mi cama estaba flotando en la casa," dijo David Daubuisson, un conserje que apenas pudo escapar de su casa en Bayou Vista. "Tomé lo que pude y huí," agregó.

Meteorólogos advirtieron que Ike enviaría una crecida de agua por el Canal de Navegación de Houston, el segundo puerto más ajetreado de Estados Unidos, y sus fuertes vientos podrían dañar severamente los rascacielos de cristal de Houston.

CORTES MASIVOS DE ELECTRICIDAD - Las autoridades locales reportaron que más de un millón de clientes estaban sin electricidad, entre ellos habitantes de Galveston y Houston, y las empresas advirtieron de un corte "masivo" que afectaría a millones de casas y negocios.

Se impuso un toque de queda nocturno en las zonas evacuadas en torno a Houston para evitar saqueos.

La Guardia Costera informó que debió rescatar a 65 personas de la crecida de las aguas en la Península Bolivar, al este de Galveston.

Los futuros del crudo estadounidense subieron el viernes en 31 centavos para quedar en 101,8 dólares el barril, después de caer bajo los 100 dólares por primera vez desde abril, debido a que las preocupaciones por la debilidad de la economía de Estados Unidos sobrepasaron los temores por los daños potenciales de Ike.

Los aeropuertos de la ciudad estaban cerrados y los hoteles estaban llenos con gente que busca refugio.

Ike podría ser la tercera tormenta más destructiva en la historia de Estados Unidos, detrás de los huracanes Katrina del 2005 y Andrew de 1992, dijeron expertos.

(Reporte adicional de Eileen O’Grady, Erwin Seba y Bruce Nichols; Escrito por Mary Milliken; Editado en español por Ricardo Figueroa)

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