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INSTITUTO DE LOS ANDES

LA HISTORIA DEL HOTEL RITZ

Madrid

Ritz, testigo de una historia

La Infanta Elena inaugura hoy la exposición sobre el centenario del hotel, una crónica ligada a la Familia Real que también ha contado ABC

 
Si las paredes del Ritz hablaran tendríamos tertulia para rato. Pero tranquilos porque todo, o casi todo, está escrito. Los cien años que acaba de cumplir este exquisito «hotel-palacio» le hacen merecedor de ser testigo único y de excepción del último siglo de la vida madrileña y, por extensión, de España, porque muchos de los grandes episodios de la historia reciente han transcurrido ahí dentro.
 
Lo mejor es que muchos de ellos se han contado, y visto, a través de las páginas de ABC, otro centenario cada vez más joven y vital. Bodas, banquetes, actos de caridad, recepciones reales y sociales, ágapes, reuniones políticas o económicas, o el simple hecho de la hora del té entre la burguesía capitalina, son imágenes que contó ABC y que ocurrieron en el Ritz.
 
El hotel, inaugurado por Alfonso XIII el 2 de octubre de 1910, no sólo fue concebido por un Rey —con su boda, seis años antes, se dio cuenta que Madrid necesitaba establecimientos hoteleros de calidad y exquisited—, sino que su trayectoria ha estado ligada siempre a la realeza. Hasta hoy. De hecho, la Infanta Doña Elena inaugura, esta tarde, la Exposición Retrospectiva del Centenario. Sus Majestades los Reyes Don Juan Carlos y Doña Sofía han honrado al Ritz con su presencia participando en banquetes oficiales o, simplemente, visitando a miembros de otras Casas Reales que se alojaron en el hotel. Es, por ejemplo, el caso de la visita privada que realizaron el Príncipe de Gales y la Princesa Diana durante el año 1987.
 
Por las suites del hotel también pasaron el Príncipe Rainiero de Mónaco y la Princesa Grace, que celebraron su luna de miel aquí y volvieron después en varias ocasiones. En una reciente visita privada que su hijo, el Príncipe Alberto, ha hecho a Madrid, el Ritz le dio la misma habitación en la que se alojaron sus padres. Se lo dijeron al final, cuando se iba, algo que él agradeció enormemente.
 
Anécdotas legendarias
Curiosa fue, en 1915, la visita del Maharajá de Kapurthala y su mujer, la joven bailarina española Anita Delgado. El público español estaba fascinado por aquella historia de amor entre una sencilla mujer española y un príncipe hindú. Lo cierto es que el Maharajá se enamoró de la bailarina, de 15 años, al venir a Madrid con motivo de la boda de Alfonso XIII, en 1906.
 
Como «peculiar» recuerdan en el Ritz la estancia del Emperador de Etiopía Haile Selassie «a quien no siempre era fácil satisfacer». Verán por qué. Las normas de su país obligaban a que nadie podía abandonar su presencia dándole la espalda. Por ello, los empleados del hotel se chocaron en alguna ocasión cuando abandonaban las estancias de Selassie andando hacia atrás. Tampoco se le podía mirar directamente a los ojos y, por descontado, tener el mínimo contacto físico, lo cual daba muchos problemas a la gobernanta del hotel que tenía que coserle las medallas en sus trajes oficiales.
 
Iniciales bordadas
 
El Ritz fue uno de los hoteles con más realeza por metro cuadrado en la boda del Príncipe Felipe y la Princesa Letizia. Más de 24 delegaciones oficiales se alojaron aquí, entre ellas las casas reales de Suecia, Noruega, Dinamarca, Reino Unido, Marruecos, los Príncipes de Mónaco, el Emperador de Japón...
 
La elegancia y la discreción de este hotel —que en los dramáticos años de la Guerra civil fue hospital militar—, le llevó, también, a albergar, en septiembre de 1979, al líder palestino Yaser Arafat quien dio su primera conferencia de prensa en el «Salón de Lecturas». También tuvo como huéspedes a muchos de los participantes de la Conferencia de Paz de Oriente Medio, en noviembre de 1991.
 
En el Ritz se han alojado tantos hombres y mujeres ilustres, que cualquier ejercicio de memoria resulta pequeño. El listado de nombres que recoge el Libro de Oro del hotel es interminable. Políticos como George Bush, Tony Blair, Bill Clinton, Margaret Thatcher, Mijail Gorbachov, Eva Peron, Jaques Chirac, Kofi Annan, Vladimir Putin...; actores como Laurence Olivier, Ava Gardner, Richard Gere, Zsa Zsa Gabor, Julia Roberts, Henry Fonda, James Stewart,Dustin Hoffman, Michelle Pfeiffer, Orson Welles, Catherine Deneuve, Sofia Loren, Mónica Bellucci...; músicos y cantantes como Herbert von Karajan, Plácido Domingo, Julio Iglesias, Frank Sinatra, Sting, Arthur Rubinstein, Paul McCartney...
 
Todo en el Ritz es exclusivo. Tapices, antigüedades, cristales y relojes, nobles metales, cerámicas orientales así como ropa de cama y mesa a base del mejor hilo. En los baños, productos de «Acqua di Parma». En las suites, un paraguas con el nombre del hotel, cepillos y calzador de piel; albornoz y zapatillas bordadas a mano con el escudo del local. Cuando se trata de un cliente asiduo, ese albornoz también lleva sus iniciales.

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