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INSTITUTO DE LOS ANDES

(12) HISTORIA HOTELES

EL HOTEL MAS ALTO DEL MUNDO

Abu Dabi (EFE). La cadena hotelera internacional JW Marriot inauguró oficialmente hoy en el emirato de Dubái el hotel más alto del mundo, con una altura de 335 metros, 72 plantas y 1.608 habitaciones.

Con el nombre JW Marriott Marquis Dubai y un diseño inspirado en una rama de palmera, el hotel fue presentado en una fastuosa ceremonia por el presidente de la compañía, Ceo Arne Sorenson.

El hotel, cuya propiedad pertenece a Emirates Airline Group y es el número 59 de la lujosa cadena hotelera, fue reconocido el año pasado por el Guinness de los Récords como el más alto del mundo.

El edificio, superado en 26 metros por el célebre rascacielos Empire State de Nueva York, consta de dos torres gemelas construidas sobre una superficie de 221.000 metros cuadrados.

La apertura al público se efectuará en dos fases, la primera el próximo diciembre con una capacidad de 804 habitaciones y varios restaurantes y salones.

JW Marriott posee 59 hoteles en 23 países, con un total de 24.803 habitaciones, y espera aumentar esta cifra a 79 en 28 países antes de principios de 2015.

HOTELES DE PARÍS

Por BBC Mundo, BBC Mundo

Qué esconden los hoteles lujosos de París

Cine privado, lámparas colgantes rodeadas de espejos, muebles hechos a la medida, clases de música... pero, más allá de la elegancia y extravagancia hay algo más.

Qué esconden los hoteles lujosos de París

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El Royal Monceau es un monumento a la elegancia de la clase alta.

Es uno de los hoteles super lujosos que serán inaugurados en París durante los próximos meses, cada uno diseñado especialmente para los multimillonarios.

Cada detalle suntuoso del hotel, desde los vidrios detrás del bar hasta las lámparas que cuelgan de ellos, ha sido seleccionado, pensado y cuidadosamente ubicado sin escatimar en gastos.

"Estamos tratando de recrear algo del estilo artístico del París de los años '30 y los '40", le dice John Johnston, presidente de Raffles Hotels and Resorts, a la BBC.

"Se notará que hay un elemento divertido y caprichoso en la decoración interior. Hemos intentado divertirnos con la decoración y, al mismo tiempo, mantener la característica lujosa que debe tener".

Este hombre con sentido del "humor" es el aclamado diseñador francés Phillipe Starck.

Es el responsable de transformar completamente el Royal Monceau y convertirlo en un hotel de US$130 millones.

Cine privado en 3D

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En la planta baja hay un cine privado en 3D con asientos para 100 huéspedes.

El hotel tiene sus propias exposiciones de arte. Este mes, por ejemplo, hay una colección altamente valorada de Jean-Michel Basquiat.

En la parte superior los baños relucen rodeados de espejos. Cada dormitorio tiene su propio mobiliario hecho a la medida y una guitarra, con clases gratis para aquellos que lo deseen.

Por todos estos detalles la mejor habitación puede costar unos US$26.000 la noche.

Pero afuera del Royal Monceau y su mundo de lujo hay un tipo de pobreza que podría avergonzar al cliente más privilegiado.

En esta época del año, los mendigos de París tienen que resistir temperaturas que congelan hasta los huesos.

El día en que el Royal Monceau abrió sus puertas a los medios de comunicación, la alcaldía abrió las puertas de algunos de los gimnasios de la ciudad para los que no tienen un techo.

Crisis económica

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Cerca del 13% de los parisinos viven bajo la línea de la pobreza y la desigualdad social ha estado creciendo.

La semana pasada el dueño de un restaurante de caviar en París me dijo que algunos de sus clientes están tan conscientes de la inequidad, que ingresan por la menos llamativa entrada de los empleados.

La vicealcalde, Olga Trostiansky, a cargo de la iniciativa Familia, Solidaridad y Lucha contra la Exclusión en París, es otra persona que reconoce las sensibilidades políticas.

Durante las fiestas de fin de año ha estado visitando los refugios.

"Es una capital con gran desarrollo económico", señala, en conversación con la BBC.

"Tenemos muchos visitantes extranjeros a los que debemos proveer comida. Pero también hay que recordar que estamos en el medio de una dolorosa crisis económica".

"Los parisinos han sido golpeados duramente. Algunos turistas llegan al París de la elegancia y el esplendor. Pero tenemos otros visitantes extranjeros que llegan a París y pasan la mayoría de las noches en las calles".

El predominio de las tiendas y restaurantes dirigidos a la clase alta hace subir el precio de los arriendos en la ciudad a niveles que están por sobre las personas que viven en casas del sector medio.

Un nicho de mercado

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Para Gilberte, quien ha vivido en un refugio por dos años, el precio de una noche en el Royal Monceau está fuera de su comprensión.

"¡US$26.000! Cuando escuchas eso realmente te hace pensar, ¿no? Algunas personas luchan para vivir con US$130 al mes", le dice a la BBC.

Pero las autoridades dicen que París no tiene los suficientes hoteles super lujosos.

Laurent Queige, encargado de Turismo de París, cree que ese tipo de hoteles son esenciales si la ciudad aspira a competir con otros destinos europeos.

"Con estos nuevos hoteles podemos atraer un nuevo tipo de visitantes que quizás no estaba interesado en los antiguos hoteles cinco estrellas".

"Éstas son marcas internacionales, como Raffles, que la gente va a reconocer en sus propios países".

"No, no es algo vulgar, siempre que generen los empleos que necesitamos y siempre que las personas que vengan inviertan en la economía real".

Así, mientras el resto del país aprende a adaptarse a una nueva era de austeridad, sigue existiendo el consumo extravagante de los que al parecer no han sido afectados por la recesión.

La única esperanza para los que ven estos lujosos hoteles con cierta envidia, es que parte de la riqueza gastada de algún modo se filtre hacia abajo, es decir, "chorree" hacia los menos afortunados.

HOTEL AMERICAN COLONY - JERUSALEN

efe.com

El hotel American Colony: testigo de un siglo de intrigas en Oriente Próximo

Jerusalén, (EFE).- Desde hace más de un siglo el Hotel American Colony ha sido testigo de las intrigas de la guerra y la paz en Oriente Próximo y hoy en día es aún refugio de diplomáticos, periodistas, políticos palestinos e israelíes, y espías.

El hotel American Colony: testigo de un siglo de intrigas en Oriente Próximo

El hotel American Colony: testigo de un siglo de intrigas en Oriente Próximo

Jerusalén, (EFE).- Desde hace más de un siglo el Hotel American Colony ha sido testigo de las intrigas de la guerra y la paz en Oriente Próximo y hoy en día es aún refugio de diplomáticos, periodistas, políticos palestinos e israelíes, y espías.

Construido en piedra y situado en el Este de Jerusalén, a un centenar de metros de la "línea verde", que divide la parte palestina e israelí de la ciudad, el hotel es parada obligatoria de turistas de lujo, dignatarios internacionales, corresponsales extranjeros, mediadores y, casi casi, de todo aquel involucrado de alguna manera en el eterno conflicto entre israelíes y árabes.

"El hotel American Colony es una entidad especial en Jerusalén, el único lugar en el que israelíes y palestinos pueden reunirse y sentirse muy libres y cómodos", explica a Efe el suizo Paolo Fetz, gerente del hotel, que recuerda que "aquí, en la habitación 16, se negociaron los acuerdos pre Oslo".

En el patio central, el sonido del agua de la fuente se mezcla con los murmullos de conversaciones en un ambiente de paz y reposo. No sorprende ver a importantes dirigentes palestinos departiendo discretamente en el bello patio de piedra blanca y cuidada vegetación, en los salones o jardines del hotel, seguros de que en este lugar nadie les va a abordar para hacerles preguntas incómodas.

El hotel ha hospedado a personajes como Lawrence de Arabia (T. E. Lawrence), el general Allenby -que lideró las tropas británicas en la región en la Primera Guerra Mundial-, la oscarizada actriz sueca Ingrid Bergman, la no menos bella Lauren Bacall o el seductor de "Prety Woman", Richard Gere.

El novelista francés Dominique Lapierre escribió parte del best seller "¡Oh Jerusalem!" en las habitaciones de este hotel, que han acogido también a líderes de la política como el artífice de la 'perestroika' Mijaíl Gorbachov, el ex secretario general de la ONU Kofi Annan, y el ex presidente del gobierno español José María Aznar, que se sigue quedándose aquí cuando visita la ciudad.

Al ser preguntado por los visitantes más discretos, Fetz contesta con una sonrisa enigmática: "Se ha escrito muchas veces que el American Colony es un lugar adonde vienen espías. Sólo puedo decir que a menudo hay aquí encuentros no oficiales".

Una planta del hotel es hoy la base de operaciones de Tony Blair, representante del Cuarteto internacional para la Paz en Oriente Medio, que intenta acercar posturas entre israelíes y palestinos para poner fin al conflicto y dar a luz un estado palestino independiente.

Pero, sin lugar a dudas, los huéspedes más fieles al Colony son los periodistas internacionales que tratan de contar al mundo lo que ocurre en este revuelto confín.

En las épocas en que la situación se vuelve mas violenta, como durante las dos 'intifadas' o la operación militar israelí Plomo Fundido en Gaza de diciembre de 2008, gran parte de las 86 habitaciones del hotel y, sobre todo, su jardín, patio y restaurantes, se convierten en lo más parecido a la redacción de un diario o una sala de prensa.

Decenas de corresponsales van y vienen con sus cámaras, portátiles, chalecos antibalas y teléfonos satélite, comentando en corrillos la ultimísima actualidad y debatiendo los titulares que llenarán los diarios del día siguiente.

Al caer la noche, el punto de encuentro de casi todos ellos es la oscura cueva en que se sitúa el bar; un lugar que destila la magia de Oriente y recuerda tiempos añejos.

Fezt opina que una de las claves para que el American Colony sea un símbolo es "que sigue siendo propiedad de la misma familia desde hace 120 años".

El edificio fue adquirido a finales del siglo XIX por los Spafford, que llegaron a Jerusalén con un grupo de cristianos evangélicos americanos tras abandonar sus hogares para esperar el retorno del mesías en Tierra Santa.

La conocida entonces como "colonia americana" compró el edificio construido por el pachá otomano Rabah Amin el Huseini, que residió allí con su harén de cuatro esposas.

A lo largo de las incontables guerras que asolaron la región, la colonia americana atendió a víctimas de uno y otro lado y se cuenta que el gobernador turco de Jerusalén rindió la ciudad al general Allenby en 1917 con una sábana blanca procedente del hospital en que se había convertido el actual hotel.

Los recios muros del Colony, que soportaron 21 bombardeos durante la contienda de 1948 entre el recién nacido Israel y los países árabes, siguen hoy en pie demostrando día a día con su imponente presencia que es posible construir un espacio de convivencia en Oriente Próximo.

HOTEL NACIONAL DE CUBA

Por Raquel Martori/ EFE Reportajes

Hotel Nacional de Cuba: 80 años de seducción

El Hotel Nacional de Cuba, monumental edificio con aires de alcázar enclavado frente a la bahía de La Habana, cumple 80 años de seductora historia donde se mezclan la política, el arte, la cultura y hasta la mafia.

Monumental edificio enclavado sobre una pequeña colina frente a la bahía. Foto: EFE

Monumental edificio enclavado sobre una pequeña colina frente a la bahía. Foto: EFE

Su avanzada edad no le impide seguir atrayendo a miles de visitantes de todo el mundo, fascinados por su leyenda.

Políticos, estrellas y directores de cine, músicos, hombres de negocios y plácidos turistas han pernoctado en las habitaciones del lujoso hotel insignia de Cuba, que fue inaugurado a bombo y platillo el 30 de diciembre de 1930.

Declarado Monumento Nacional el 13 de junio de 1998, este majestuoso hotel ha cobijado a lo largo de su historia a personalidades como el primer ministro británico Winston Churchill (1874-1965), el multimillonario estadounidense Nelson Rockefeller, la emperatriz Soraya o el duque de Windsor, entre otros muchos.

Pero es el mundo del cine, la música y la cultura el que ha alimentado el "glamour" del Nacional, que se jacta de haber tenido entre sus clientes a figuras como los escritores Gabriel García Márquez o Jean Paul Sartre, las actrices Rita Hayworth y María Félix, y clásicos galanes de la gran pantalla como Marlon Brando, Errol Flynn, Gary Cooper, Robert de Niro o Robert Redford. Todos ellos son una pequeña muestra de una larguísima lista de ilustres huéspedes del Hotel Nacional.

Todavía hoy sus habitaciones ofrecen descanso a los destacados personajes que visitan la isla. Entre sus clientes famosos más recientes figuran varios presidentes americanos como Rafael Correa (Ecuador), Evo Morales (Bolivia) o Cristina Fernández (Argentina), conocidos músicos como Juanes y Miguel Bosé, importantes cineastas y actores como Oliver Stone, Benicio del Toro, Sean Penn, y estrellas del deporte como Diego Armando Maradona, según destacó el gerente general del hotel, Antonio Martínez, en entrevista con Efe.

El mundo de la moda internacional de las ultimas ocho décadas también ha sucumbido a los encantos del Nacional por el que han pasado modistos como Pierre Cardin, Giorgio Armani o Paco Rabanne y modelos como las inglesas Naomi Campbell o Kate Moss.

La interminable lista de personalidades se mezcla con los miles de turistas que acuden al Hotel: según su administración entre 2.000 y 3.000 personas lo visitan a diario para disfrutar de sus restaurantes, salas de reuniones, el llamado "Salón de la Fama", su cabaret "Parisien” o simplemente para disfrutar de un mojito en sus jardines mientras se contemplan espectaculares puestas de sol sobre el Malecón habanero.

Sólo el año pasado, en 2009, unos 60.000 turistas extranjeros, principalmente de Reino Unido, España y Francia, durmieron cerca de 200.000 noches en el famoso hotel de la capital cubana.

LA MAFIA, UN RECUERDO IMBORRABLE

Antes del triunfo en 1959 de la revolución encabezada por Fidel Castro, algunos de los más asiduos visitantes del Nacional eran destacados líderes de la mafia estadounidense que controlaban los casinos de juego de varios hoteles de La Habana.

Meyer Lanski, Santos Trafficante, Lucky Luciano, Amadero Barletta y George Ralft (también actor) fueron algunos de sus clientes. Todavía se recuerda que, en los años cuarenta, el entonces salón "Aguiar", actualmente un lujoso restaurante, fue utilizado para una reunión de mafiosos convocados por Luciano.

Actualmente, muchos turistas están dispuestos a pagar unos 450 dólares por noche para alojarse en las habitaciones 211, 212, 213 y una "suite" especial donde pernoctaron aquellos gánsteres y donde se conservan muebles de diseño original de la época.

Tal es la atracción de la huella de la mafia entre los visitantes del hotel que a sus empleados ya no les alteran la sustracciones del "collage" de fotos de gánsteres con la que se adorna esa planta y que se debe reponer con frecuencia, según refieren la historiadora de la instalación, Estela Rivas, y la responsable del Piso Ejecutivo, Yamila Fúster.

JOYA ARQUITECTÓNICA

El Nacional es un edificio de ocho plantas, con estructura en forma de H y una arquitectura de estilo ecléctico combinado con elementos diversos como art-decó y el gótico francés. Desde sus habitaciones y jardines se divisa una espléndida vista del océano y del castillo colonial los Tres Reyes del Morro, a la entrada de la bahía de La Habana.

Su diseño fue encargado al gabinete de arquitectos McKim Mead and White de Nueva York y su construcción a la compañía Purdy Henderson.

Mármoles cubanos o piedras de la localidad habanera de Jaimanitas cubren suelos y espacios del Nacional mezclados con tejas de barro, mosaicos importados de Sevilla y maderas preciosas como cedro y caoba. En los techos de salones y galerías, de estilo renacentista, destacan frisos y motivos florales.

En las salas de reuniones y algunas de sus habitaciones más elitistas como el denominado "Apartamento de la República" abundan los muebles de estilo inglés, adornos de cerámicas mayólicas, lámparas art-noveau, porcelanas francesas de Sèvres, óleos de pintores cubanos de las primeras décadas del siglo pasado como Domingo Ramos y Juan Gil García y estatuas de mármol de Carrara.

PREMIOS Y PATRIMONIO

Por varios años consecutivos hasta el 2009 ha recibido el Trade World Award, considerado el premio oscar de la hostelería, y en una ocasión resultó elegido "el mejor del mundo", refiere con orgullo el gerente Martínez, quien asegura que la "eficiencia", el estándar de "máximo nivel" de calidad en el servicio avalan los regresos y la alta ocupación del hotel más famoso de Cuba.

En 1996, recibió en París el Trofeo de Oro Europa a la Calidad, que le entregó el Club Office de España, y ahora aspira a obtener la condición de "Memoria del mundo" que otorga la Organización de Naciones Unidas para la Educación, la ciencia y la cultura (UNESCO).

"Nuestro hotel -que siempre ha sido propiedad del estado cubano- ha podido documentar y conservar su historia en cada lugar, sin cambiar su estructura original, no se ha hecho ninguna modificación, sólo restauraciones y siempre tratar de mejorar el confort", resalta Martínez.

Repartidos en algunas de sus 442 habitaciones, salones, jardines y amplios espacios, hay unas 100 obras patrimoniales entre fotos, esculturas, pinturas, relojes antiguos y hasta cañones de la época colonial española como un "Krupp" alemán" y un asturiano "Ordóñez", resto de una batería de quince que fue colocada en 1895 en los terrenos donde luego se construyó el hotel.

Uno de ellos, un "supercañón" de unos diez metros de largo y 48 toneladas de peso formó parte de la artillería española del regimiento Santa Clara, destinada a proteger la ciudad de ataques desde el mar y llegó a disparar a la flota de Estados Unidos que rodeó la isla durante la guerra hispano-cubano-norteamericana de 1898.

HISTORIA, ANÉCDOTAS Y LEYENDA

Leyendas y anécdotas se entrelazan a lo largo de estos 80 años de la historia atesorada por "El Nacional".

Así, se recuerda cómo el actor cómico del cine mudo Buster Keaton hizo su entrada con una falsa cojera y sorprendió al chico que llevó sus maletas cuando se colgó como una bandera de la ventana de una habitación del sexto piso.

O el sonado escándalo que protagonizó la bailarina francesa Josephine Baker (1906-1975) -conocida en el mundo del espectáculo como la "Platanitos"- quien había hecho su reserva y al llegar se topó con la norma que el hotel tenía vigente antes de 1959 de no admitir a negros entre sus huéspedes.

Por una circunstancia similar pasó el cantante estadounidense Nat King Cole (1919-1965), cuando fue contratado para actuar en el cabaret Tropicana en 1951. No obstante, en ambos casos la actual gerencia del hotel ha invitado a sus descendientes para "desagraviar" los actos de discriminación que sufrieron sus padres.

Otro suceso de la memoria histórica del Hotel es la ocupación del inmueble en 1933 por un grupo de oficiales que se declararon en rebeldía "por razones aristocráticas" contra el sargento Fulgencio Batista, quien en 1952 daría un golpe de Estado para imponer una dictadura derrocada siete años después por Fidel Castro.

Los militares sublevados convirtieron el hotel en una pintoresca trinchera que fue atacada a cañonazos por dos fragatas y la artillería desde la fortaleza colonial de La Cabaña y terminaron con la rendición y en algunos casos ametrallados en los propios jardines que, tras el episodio, fueron sometidos a una minuciosa remodelación.

Y precisamente en los jardines del Nacional la cueva "Taganana" también fue testigo de otro capítulo histórico cuando en 1962 Cuba protagonizó la denominada "Crisis de los misiles", que puso al mundo al borde una conflagración nuclear.

Allí se conservan los refugios subterráneos construidos a lo largo de unos 200 metros. En un espacio denominado el "búnker de la crisis" se encuentra un pequeño museo que reúne un grupo de fotos originales que resumen en orden cronológico ese momento. Seguramente uno de los rincones de leyenda más visitados en el Nacional es el "Pozo de los deseos". De acuerdo a la tradición quien coloca su mano en el brocal y deja caer una moneda puede pedir un deseo: hay quien asegura que lo ha visto cumplido

GRAND HOTEL ATLANTIS - DUBAI

IslandThePalm.jpg image by JZRBlog

LA HISTORIA DEL HOTEL RITZ

Madrid

Ritz, testigo de una historia

La Infanta Elena inaugura hoy la exposición sobre el centenario del hotel, una crónica ligada a la Familia Real que también ha contado ABC

 
Si las paredes del Ritz hablaran tendríamos tertulia para rato. Pero tranquilos porque todo, o casi todo, está escrito. Los cien años que acaba de cumplir este exquisito «hotel-palacio» le hacen merecedor de ser testigo único y de excepción del último siglo de la vida madrileña y, por extensión, de España, porque muchos de los grandes episodios de la historia reciente han transcurrido ahí dentro.
 
Lo mejor es que muchos de ellos se han contado, y visto, a través de las páginas de ABC, otro centenario cada vez más joven y vital. Bodas, banquetes, actos de caridad, recepciones reales y sociales, ágapes, reuniones políticas o económicas, o el simple hecho de la hora del té entre la burguesía capitalina, son imágenes que contó ABC y que ocurrieron en el Ritz.
 
El hotel, inaugurado por Alfonso XIII el 2 de octubre de 1910, no sólo fue concebido por un Rey —con su boda, seis años antes, se dio cuenta que Madrid necesitaba establecimientos hoteleros de calidad y exquisited—, sino que su trayectoria ha estado ligada siempre a la realeza. Hasta hoy. De hecho, la Infanta Doña Elena inaugura, esta tarde, la Exposición Retrospectiva del Centenario. Sus Majestades los Reyes Don Juan Carlos y Doña Sofía han honrado al Ritz con su presencia participando en banquetes oficiales o, simplemente, visitando a miembros de otras Casas Reales que se alojaron en el hotel. Es, por ejemplo, el caso de la visita privada que realizaron el Príncipe de Gales y la Princesa Diana durante el año 1987.
 
Por las suites del hotel también pasaron el Príncipe Rainiero de Mónaco y la Princesa Grace, que celebraron su luna de miel aquí y volvieron después en varias ocasiones. En una reciente visita privada que su hijo, el Príncipe Alberto, ha hecho a Madrid, el Ritz le dio la misma habitación en la que se alojaron sus padres. Se lo dijeron al final, cuando se iba, algo que él agradeció enormemente.
 
Anécdotas legendarias
Curiosa fue, en 1915, la visita del Maharajá de Kapurthala y su mujer, la joven bailarina española Anita Delgado. El público español estaba fascinado por aquella historia de amor entre una sencilla mujer española y un príncipe hindú. Lo cierto es que el Maharajá se enamoró de la bailarina, de 15 años, al venir a Madrid con motivo de la boda de Alfonso XIII, en 1906.
 
Como «peculiar» recuerdan en el Ritz la estancia del Emperador de Etiopía Haile Selassie «a quien no siempre era fácil satisfacer». Verán por qué. Las normas de su país obligaban a que nadie podía abandonar su presencia dándole la espalda. Por ello, los empleados del hotel se chocaron en alguna ocasión cuando abandonaban las estancias de Selassie andando hacia atrás. Tampoco se le podía mirar directamente a los ojos y, por descontado, tener el mínimo contacto físico, lo cual daba muchos problemas a la gobernanta del hotel que tenía que coserle las medallas en sus trajes oficiales.
 
Iniciales bordadas
 
El Ritz fue uno de los hoteles con más realeza por metro cuadrado en la boda del Príncipe Felipe y la Princesa Letizia. Más de 24 delegaciones oficiales se alojaron aquí, entre ellas las casas reales de Suecia, Noruega, Dinamarca, Reino Unido, Marruecos, los Príncipes de Mónaco, el Emperador de Japón...
 
La elegancia y la discreción de este hotel —que en los dramáticos años de la Guerra civil fue hospital militar—, le llevó, también, a albergar, en septiembre de 1979, al líder palestino Yaser Arafat quien dio su primera conferencia de prensa en el «Salón de Lecturas». También tuvo como huéspedes a muchos de los participantes de la Conferencia de Paz de Oriente Medio, en noviembre de 1991.
 
En el Ritz se han alojado tantos hombres y mujeres ilustres, que cualquier ejercicio de memoria resulta pequeño. El listado de nombres que recoge el Libro de Oro del hotel es interminable. Políticos como George Bush, Tony Blair, Bill Clinton, Margaret Thatcher, Mijail Gorbachov, Eva Peron, Jaques Chirac, Kofi Annan, Vladimir Putin...; actores como Laurence Olivier, Ava Gardner, Richard Gere, Zsa Zsa Gabor, Julia Roberts, Henry Fonda, James Stewart,Dustin Hoffman, Michelle Pfeiffer, Orson Welles, Catherine Deneuve, Sofia Loren, Mónica Bellucci...; músicos y cantantes como Herbert von Karajan, Plácido Domingo, Julio Iglesias, Frank Sinatra, Sting, Arthur Rubinstein, Paul McCartney...
 
Todo en el Ritz es exclusivo. Tapices, antigüedades, cristales y relojes, nobles metales, cerámicas orientales así como ropa de cama y mesa a base del mejor hilo. En los baños, productos de «Acqua di Parma». En las suites, un paraguas con el nombre del hotel, cepillos y calzador de piel; albornoz y zapatillas bordadas a mano con el escudo del local. Cuando se trata de un cliente asiduo, ese albornoz también lleva sus iniciales.

HOTEL RITZ DE LONDRES

Este hotel de lujo fue inaugurado en 1906 y restaurado en el 2003. Tiene 7 plantas en las que se reparten un total de 135 habitaciones, 21 de ellas suites. El hotel dispone de un hall de entrada con ascensor y un área de recepción abierta las 24 horas del día que le ofrece servicio de caja fuerte y de cambio de divisa, así como un guardarropa. Además, a disposición de los huéspedes hay algunas tiendas, una peluquería, un quiosco, una cafetería, un bar y un restaurante a la carta, climatizado y con zona para no fumadores y sillas altas para los niños. Además, cuenta con una sala de conferencias y conexión inalámbrica a Internet. Los servicios de habitaciones y de lavandería completan todas estas prestaciones.

Este elegante y exclusivo hotel urbano está situado en el corazón de Londres. Es un punto de partida ideal para conocer la infinidad de monumentos y lugares de interés turístico de la ciudad. Además, en los alrededores podrá encontrar numerosos bares, restaurantes y discotecas, además de las avenidas comerciales más importantes, la academia real de arte y la Burlington House, así como las conocidas casas de subastas Sotheby's y Christies. La estación de metro más cercana, Green Park, está a solamente unos minutos andando.

Gastronomía - Definido como uno de los comedores más bellos de Europa, el restaurante The Ritz, con vista al Italian Garden y Green Park, ofrece cocina británica moderna y un servicio extraordinario. El espectacular Palm Court sirve el té de la tarde todos los días. Los restaurantes han pasado por un importante proceso de renovación para proporcionar ambientes bellos tanto para negocios como para placer.

HOTEL DE LONDRES - ESPAÑA

En la Brecha, puede fijarse en torno a los ciento cincuenta años la existencia del Hotel de Londres. El hotel llegó a su actual emplazamiento después de pasar unos años por la Avenida de la Libertad
 
Reconstruida la ciudad en 1813 no sólo se respetó, corrigiendo, la traza anterior sino que también se procuró respetar la distribución de su vecindario dependiendo de la clase social a la que pertenecía. Desde antiguo la aristocracia donostiarra moró en torno a la calle Mayor, desplazándose hacia la Brecha en función de su poder adquisitivo, siendo así que, en cuestión de hospedajes, el de mayor rango se abrió, precisamente, en dicha calle Mayor con el nombre de Parador Real.
Pertenecía a Fausto Corral y el nombre estaba en relación con algunos de sus ilustres huéspedes, pues no en vano se alojaron en él desde el infante Francisco de Paula, hermano de Fernando VII, hasta Francisco de Asís, que más tarde se casaría con Isabel II, y desde la duquesa de Berry hasta el matrimonio formado por Napoleón III y la emperatriz Eugenia de Montijo. Las posadas, fondas o mesones más al alcance de la mayoría fueron abriéndose allá donde eran solicitadas, es decir, cerca del lugar en el que las diligencias terminaban su recorrido y los huéspedes podían precisar alojamiento: la actual plaza de Sarriegui.
Allí fue donde Martín Lopetedi, en 1821, abrió su primera posada a la que fueron siguiendo otras como las de Escurra, Beraza, Victoria, propiedad esta última del dueño del servicio de diligencias La Victoria e Isabel cuyo propietario, Andrea Pérez, también estaba relacionado con el transporte de viajeros, o la que cerca de lo que hoy es la calle Aldamar abrió Eduardo Dupouy dándole el nombre de Londres.
Pero, derribadas las murallas, pronto se vieron posibilidades fuera de las mismas, terreno hasta entonces vedado a la construcción, y, ante la falta de hoteles y la mucha demanda que de ellos había, comenzaron a surgir nuevos establecimientos en el ensanche, siendo lugares privilegiados los cercanos a Oquendo, «con vistas al mar».
Estaba claro que el futuro, como hemos visto ha ocurrido las últimas décadas a algunos gremios, estaba en salir de la zona donde se había estado desde siempre. «Renovarse o morir».
Eduardo Dupouy fue de los que supo renovarse antes que morir en la añoranza del «porque siempre ha sido así» y se trasladó a uno de los solares más céntricos, y costosos de los que hasta la fecha existían: ni más ni menos que a la Avenida de la Libertad haciendo esquina con la calle Guetaria que, aunque cierto era se trataba todavía de un espacio con pocos edificios contiguos, parecía de segura revalorización.
1859...
Juan Mari Peña en su estudio realizado hace un par de décadas recordaba que a sus tres pisos debía añadir bajo y bodega, contando con la magnífica terraza de la Avenida y las ocho escaleras que, por la parte de la calle Guetaria, permitían el acceso al interior del hotel. La trasera del edificio «daba al mar» o, para mejor decir, al río Urumea que dominaba toda la actual Área Romántica, convirtiendo a la hoy calle San Marcial en paseo marítimo que bordeaba las aguas.
En aquella casa, que después de reconstruida sería el Hotel Du Palais, se permaneció hasta 1902 año en el que, de nuevo buscando horizontes más propicios, se decidió trasladar el negocio hasta el paseo de la Concha. El lugar elegido resultaba un privilegio entre los privilegios del momento, ya fuera por su emplazamiento o por su historia. Se trataba del solar que propiedad del Estado en 1865 fue vendido a Jacobo Félix León. Uno de los hechos más recordados de este edificio es que el año 1868 en él pasó su última noche, camino del destierro, Isabel II. Al año siguiente el magnífico edificio fue alquilado para casino, Casino Cursaal, al barón Fossard de Lillebonne, que junto a la ruleta abrió un pequeño hotel que si primero se llamó Cursaal luego fue denominado Inglés.
El año 1901 Balda y Matheu vendieron la casa a Carlos Manes y Bordes y es en este momento cuando hizo su aparición Eduardo Dupouy con la idea de trasladar a la Concha su Hotel de Londres, cosa que hizo en 1902. Queriendo respetar el origen del nombre del viejo hotel Inglés añadió la denominación al suyo, resultando «Hotel de Londres y de Inglaterra». En aquel momento el hotel tenía tres plantas para atender a los huéspedes, una cuarta para servicios propios y la planta baja o noble donde se recibía a la clientela. El año 1912 se derribó la parte del cerro de San Bartolomé que llegaba hasta Urbieta y fue necesario modificar la estructura del hotel que en esa esquina formaba ángulo recto. La obra resultante proporcionó al lugar la curvatura que conocemos en la actualidad.