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Por Julian Linden - PEKIN (Reuters) - A menos que los chinos hayan utilizado una cinta métrica fallada y construido una piscina de 49 metros, no existe una explicación simple para el cúmulo de nuevos récords mundiales impuestos en los Juegos Olímpicos esta semana.

Las plusmarcas nunca duran demasiado en la natación, pero con 16 superadas en cuatro días y muchas más que se prevén para las próximas jornadas, el "Cubo de Agua" de la capital china luce como un fabuloso río de oro.

Se han elaborado numerosas teorías para justificar esta lluvia de récords, como métodos superiores de entrenamiento, mejores dietas, los últimos avances tecnológicos en trajes de baño, piscinas hechas a medida que eliminan olas y reducen turbulencias, y hasta delfines para enseñarles a los nadadores mejores formas de patalear bajo el agua.

Pocos coinciden en un único factor más importante, pero el consenso general indica que hay un componente tecnológico y otro psicológico.

"Deben existir los rompedores de barreras," sostuvo el entrenador de Estados Unidos, Eddie Reese.

"Recuerdo cuando fue superado el hito de la milla (1,6 kilómetros) en cuatro minutos -en atletismo-; para fin de año cinco o seis personas ya lo habían logrado," dijo.

La teoría más popular para justificar la racha de plusmarcas en Pekín es la introducción del nuevo traje de baño de Speedo LZR, diseñado con la ayuda de la agencia espacial estadounidense NASA.

Estas prendas se ajustan al cuerpo de los nadadores como un corsé y les permiten mantener la mejor posición corporal en el agua por más tiempo, reduciendo la resistencia.

Ni científicos independientes ni tampoco los ejecutivos de Speedo han podido ofrecer evidencia real de que los nuevos trajes de baño hayan ayudado a quebrar más de 50 plusmarcas sólo este año a nadadores que los usaron.

Sin embargo, casi todo el mundo piensa que no es mera coincidencia.

"Creo que el traje ha cambiado un poco las cosas, pero los buenos atletas son excelentes más allá de todo," opinó el entrenador estadounidense Jack Bauerle.

También las piscinas han recorrido un largo camino en la última década, durante la cual los diseñadores han empleado todos los trucos disponibles para ayudar a marcar tiempos súper rápidos.

El natatorio de Pekín mide tres metros de altura, 50 centímetros más que en los Juegos de Atenas 2004.

Y a diferencia de las piscinas más antiguas, que tienen un extremo más profundo y uno más superficial, en ésta no hay variación, lo cual reduce las turbulencias.

El agua a los lados de la piscina se derrama en los bordes y se escurre hacia abajo, en lugar de volver a ingresar al natatorio.

Los carriles, antes delimitados por cuerdas, están diseñados ahora para frenar el oleaje entre un andarivel y el de al lado.

El agua se mantiene a temperatura constante y es tratada con filtros que mejoran la visibilidad y moderan el sabor, el olor y la irritación ocular que produce el cloro.

Las plataformas de largada están dispuestas de manera tal que ayudan a los nadadores, dándoles un ángulo que les permite hacer una salida lanzada.

"Esta es una piscina muy rápida," explicó Bob Bowman, entrenador personal del astro estadounidense Michael Phelps.

"También tenemos los trajes de baño, que son una ayuda. Creo que la combinación de factores ha entusiasmado a la gente," agregó.

Bowman dijo que los atletas están nadando en forma más dinámica y asumiendo algunos riesgos más que antes.

"Pero yo creo que lo que ha cambiado drásticamente han sido las expectativas de la gente," concluyó.

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