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El cerebro y la capacidad de pensar constituyen un aspecto de la salud que se puede cuidar y mantener. Una buena alimentación y la actividad física podrían contribuir a que la mente funcione mejor, concluyó una investigación realizada en Estados Unidos.
"Parece que el ejercicio y la dieta mejoran las funciones cognitivas. Ayudan a cumplir funciones ejecutivas, a aprender y a mantener una buena velocidad psicomotora", dijo Patrick Smith, del equipo de la Universidad de Duke.
DOS PILARES DE LA SALUD
Tanto la alimentación sana como la actividad física son dos aspectos esenciales para mantener el cuerpo en buen funcionamiento. Una buena alimentación es aquella que brinda todos los nutrientes y energía que cada persona necesita. Es decir que comer bien implica que se consumen los hidratos de carbono, proteínas, lípidos, minerales, vitaminas y agua adecuados en cantidad y calidad para cada individuo.
El ejercicio regular también mantiene la salud y previene enfermedades como ciertos tipos de cáncer, problemas cardiovasculares, osteoporosis, obesidad y trastornos digestivos, entre muchos otros. Además, mejora el estado de ánimo, alivia la ansiedad y ayuda a evitar la depresión.
CORRER PARA PENSAR
Los investigadores de Estados Unidos, que publicaron su estudio en la revista Hipertensión, concluyeron que la buena alimentación y el ejercicio también contribuyen al funcionamiento de la mente.
Trabajaron con 124 hombres y mujeres de 52 años y con al menos 7 kilos de sobrepeso. A su vez, todos ellos sufrían de hipertensión arterial leve o moderada.
Un tercio de los voluntarios siguió con sus hábitos de siempre, mientras que otro tercio adoptó las pautas destinadas a bajar la presión arterial, que implican hacer ejercicio regularmente y alimentarse con lácteos descremados, frutas y vegetales. Los voluntarios restantes hicieron lo mismo pero agregaron un programa destinado a bajar de peso.
Para analizar el efecto del ejercicio y la alimentación en la capacidad mental, los participantes respondieron a una serie de pruebas antes y después de comenzar la investigación. Aquellos que habían comido bien y hecho actividad física mostraron una mejora del 30% en su funcionamiento mental.
Smith sostuvo que la actividad física podría tener un efecto directo en las células cerebrales: "El ejercicio genera cambios neuroquímicos. Aumenta la producción en el cerebro del factor neurotrópico, que promueve las conexiones con otras células cerebrales, pero también hay cierta evidencia de que podría ayudar a que crezcan nuevas células en el cerebro".
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