SISTEMA MOR: CEREBRO Y SONIDOS
MADRID, (EUROPA PRESS) -
Investigadores del Hospital General de Massachusetts, en Estados Unidos, han identificado una zona del cerebro responsable de determinar a qué distancia se origina un sonido, según el informe que pública el 'Proceeding of the National Academy of Sciences' (PNAS).
Aunque los sonidos se hacen más fuertes cuando la fuente se acerca a nosotros, los humanos somos capaces de discriminar entre los sonidos fuertes que vienen de muy lejos, y los sonidos suaves de una fuente cercana, lo que sugiere que el cerebro utiliza las señales de distancia de una forma independiente a las señales de volumen del sonido, según afirma Jyrki Ahveninen, autor principal del informe.
El investigador ha explicado que, "mediante el uso de resonancia magnética funcional, encontramos un grupo de neuronas, en la corteza auditiva, sensibles a la distancia de las fuentes del sonido, y diferentes a las neuronas que procesan los cambios en la intensidad. Además de proporcionar información científica básica, nuestros resultados podrían ayudar a los futuros estudios sobre trastornos de la audición".
El cerebro humano posee distintas áreas para el procesamiento de la información sensorial. Los estudios sobre la corteza visual, situada en la parte posterior del cerebro, han producido mapas detallados de determinadas partes del campo visual. Sin embargo, la comprensión de la corteza auditiva, situada a los lados de la cabeza, por encima y detrás de la oreja, es bastante limitada.
Aunque se sabe que la porción de la corteza auditiva que se extiende hacia la parte posterior de la cabeza determina de dónde procede un sonido, se desconoce cómo el cerebro traduce las señales auditivas complejas para determinar la ubicación y la distancia desde la que se origina un sonido.
En el primer experimento, los participantes del estudio -12 adultos con audición normal- escucharon una serie de sonidos vinculados a diversos grados de intensidad y distancia, y se les pidió que indicaran si el segundo sonido procedía de más cerca, o más lejos, que el primero. A pesar de que las diferencias en la intensidad variaron, los participantes fueron muy precisos al distinguir las distancias de los sonidos simulados.
El análisis acústico de las señales sonoras presentadas indicó que las reverberaciones producidas por un sonido, más pronunciadas en un ambiente cerrado, y los sonidos cuyo origen es lejano, pueden ser señales más importantes que las diferencias entre los sonidos percibidos.
Después de que el primer experimento confirmara la exactitud de la simulación del ambiente acústico, imágenes por resonancia magnética funcional, tomadas mientras los participantes escuchaban otra serie de sonidos, registraron cómo la actividad en la corteza auditiva cambiaba en respuesta a la intensidad de los sonidos y a su dirección variable, así como al silencio. Las imágenes producidas identificaron una pequeña zona que parece ser sensible a las señales que indican la distancia, pero no el volumen del sonido. Según los investigadores, esta es la primera vez que se descubren neuronas sensibles a las distancias del sonido.
La zona identificada se encuentra cerca de las áreas auditivas corticales que procesan otros tipos de información espacial, explica el coautor Norbert Kopco.
Kopco añade que esto es consistente con un modelo general de procesamiento perceptivo en el cerebro, lo cual sugiere que en la audición, como en la visión y otros sentidos, la información espacial se procesa por separado a partir de información sobre la identidad del objeto.
El estudio también ilustra lo importante que es combinar la experiencia de diferentes ámbitos -en este caso la fisiología, la psicología y la neurociencia computacional- para avanzar en nuestra comprensión de un sistema tan complejo como el cerebro humano.
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