Blogia
INSTITUTO DE LOS ANDES

NUEVO LIBRO DE JAIME ARIANSEN

Entramos a la Iglesia de la Concepción, en pleno centro de Lima, el templo estaba en penumbras, solo unas cuantas velas estaban prendidas en uno de los altares. Jacinto Chupiquiondo, había coordinado una reunión en  ese lugar junto con Judith Rosario, una de sus discípulas, bibliotecaria como él, ambos querían “presentarme a una extraordinaria mujer” que estaban seguros me fascinaría.

Intuía que el objetivo de su misteriosa cita era enseñarme el escenario de algún “descubrimiento” histórico, que querían compartir conmigo. Confiaba en ellos, porque habían trabajado bien en algunas de las investigaciones del Instituto de los Andes. Cuando estuvimos en el presbiterio, nos detuvimos frente a una tumba, en el epitafio se leía: “Aquí yace Doña Inés Muñoz, fallecida el 3 de Junio de 1594. Benefactora de esta  congregación y bendecida por la gracia de Nuestro Señor...”  En el muro  izquierdo colgaba un cuadro de la  hermosa dama.

<Ingeniero... junto con Judith, hemos indagado en las ultimas semanas sobre la vida de esta señora, analizamos mucha información... muy buena... alguna inédita... creemos que usted debería escribir su historia... es como una verdadera novela de amor y aventuras... >  al mismo tiempo la joven depositaba en mis manos el voluminoso legajo, con copias de documentos de unos treinta cronistas e historiadores, de diversas épocas, que habían escrito u opinado sobre ella y varios libros en que la nombraban.

<Queríamos que conozca a Inés Muñoz, en el mismo sitio donde vivió los últimos años de su vida y perciba la importancia de su historia... prosiguió Jacinto... >  Intenté replicar, reclamar... bastaba que me hubieran enviado la documentación a mi oficina... pero por cortesía académica y respeto a la historia, me limite a decir... <esta bien, lo leeré en los próximos días y  luego me comunico con ustedes para arreglar cuentas... hice una reverencia, incluyendo a la dama del cuadro, y les dije hasta luego... >

Días después estaba entusiasmado, analizando la información y confrontándola con nuestro propio archivo. Era el diario de una mujer muy especial, inteligente, sagaz, culta, diplomática y por añadidura una fina gourmet. Doña Inés Muñoz, es la joven esposa de Martín de Alcántara, medio hermano del conquistador Francisco Pizarro. La vida de indiana la había recibido muy mal, durante el largo viaje desde España, fallecieron sus dos pequeños hijos y quedo desolada. Solo su temple de acero, el fragor de la guerra de conquista y las especiales atenciones de su esposo pudieron sacarla de una profunda depresión.

Su testimonio se inicia a principios de 1533, en Cajamarca, el Inca Atahualpa está de rehén, ha sido capturado meses antes, el 15 de Noviembre de 1532, ha caído por confiado en una celada, su poderoso ejercito de miles de guerrero no interviene por miedo a que le hagan daño a su señor, al “hijo del sol”.

El ambiente es peligroso y confuso, sé esta recolectando en todo el Tawantinsuyo el tesoro necesario para cumplir con la cuota del rescate. Es necesario administrar el poder, para lo cual se realizan jugadas políticas, como en una gran partida de ajedrez, el ambiente es tenso.

Inés Muñoz es la encargada del entorno domestico de los Pizarro, referente al sustento, comprende que tiene mucho que aprender del sistema de alimentación local. Los insumos españoles escasean y el hambre no espera, se necesita toda la energía posible para las batallas diarias. A los conquistadores no les gusta la comida nativa, extrañan la sazón mediterránea, sueñan con pucheros, jamones, quesos y buen vino.

Inés Muñoz tiene que enfrentarse a la realidad, no hay trigo para el pan, ni uvas para el tinto,  no dispone de carne, leche, verduras ni los condimentos que conoce y domina,  definitivamente tiene que adaptarse a las posibilidades. Cuenta con el apoyo de Catalina Cueva, cocinera, natural de Segovia, es su dama de compañía, conversan, analizan la situación... no puede ser tan dramática... los nativos lucen sanos y fuertes y este hecho refleja una buena nutrición. Es necesario comunicarse con ellos, hay que buscar a las personas indicadas y listo, el resto es trabajo y dedicación. Ellas mismas tienen que preparar los alimentos, hay mucho temor a los venenos.

0 comentarios