LOS ROBOTS EN LAS ESCUELAS
Por Jiro Akiba y Anna Yokoyama
TOKIO (Reuters) - A la profesora Saya no le importa que la toquen o la pellizquen, o si los alumnos juegan en clase: es un androide diseñado para enseñar a los niños que la ciencia y la tecnología pueden ser asignaturas divertidas.
Saya, una máquina con forma de mujer que comenzó su carrera como recepcionista de empresas japonesas y ha sido reprogramada para enseñar, dio una clase a niños de 10 años en la Escuela Primera Kudan de Tokio, después de que la llevaran al estrado.
El creador de Saya, el profesor de la Universidad de Ciencias de Tokio Hiroshi Kobayashi, explicó que no pretende sustituir a los profesores humanos, sino mostrar las alegrías de la tecnología.
"No estamos intentando hacer algo que ocupe el lugar de los profesores, sino que nuestro motivo principal para construir este robot es utilizar nueva tecnología para enseñar a los niños tecnología", dijo Kobayashi a Reuters.
Pero Saya podría ayudar en escuelas con pocos profesores, añadió.
"En el campo y en algunas escuelas pequeñas, hay niños que no tienen la oportunidad de entrar en contacto con nueva tecnología y también hay pocos profesores allí que puedan enseñar estas lecciones", añadió.
"Así que esperamos poder desarrollar este robot para que pueda controlarse a distancia para enseñar estas clases", explicó.
Muchos de los niños quedaron fascinados con Saya y no le quitaron los ojos de encima durante la lección. Cuando terminó la clase, algunos estudiantes le tocaron la cara y la pellizcaron.
"Es mucho más divertido que las clases normales", dijo Nanako Iijima, de 10 años.
La profesora humana, sin embargo, no estaba tan impresionada con el robot como sus alumnos.
"Por un lado estoy impresionada de que hagan robots que vayan tan lejos, pero por el otro lado aún tienen mucho que investigar antes de que puedan crear un auténtico profesor robot", dijo Akito Fukuda, la profesora de ciencias de la escuela.
Japón, hogar de casi la mitad de los 800.000 robots industriales del mundo, espera que la industria crezca en el futuro hasta los 10.000 millones de dólares, y produzca modelos que puedan cuidar de su creciente población anciana.
(Escrito por Olivier Fabre; Traducido por la Redacción de Madrid)
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